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Shannon es una adicta a la gasolina y cada día se toma 12 cucharadas para afrontar la vida con energía y optimismo. Aunque según ella le quema la parte posterior de la garganta y le llega a hacer daño, la sensación que deja en ella es incomparable y no es capaz de resistirse.
La madre de la chica sólo empezó a preocuparse cuando notó que el aliento de la niña empezó a oler a humo y gasolina. La adicción de Shannon llega hasta el punto de que se chupa los dedos cada vez que reposta combustible. No sabemos si será capaz de evitar la tentación o si tendrá algo de ayuda pero vosotros no lo intentéis en casa. Hay bebidas mucho mejores que no te queman por dentro ni te hacen soltar humo por la boca.